Lo primero que buscamos en los sofás es la comodidad, que sea agradable la sentada y el descanso en él. Pero ese confort se aprecia de diferente forma para cada persona.
Existen sofás más firmes que otros, con diferente altura del respaldo y del asiento. Aunque por regla general, el relleno del sofá y su estructura son las propiedades que expresan si un sofá es cómodo o no, depende mucho de la persona que descansa en él. También se ha de tener en cuenta el uso que se le va a dar al sofá, si es para sentarse o para acostarse. Por lo tanto, la apreciación de la comodidad en un sofá es totalmente subjetivo.
La altura de los respaldos de los sofás ha de ser entre 90 y 95 centímetros (desde el suelo hasta la parte más alta) para que recoja la espalda y llegue a las cervicales. Se ha de evitar una posición erguida ya que al sentarnos en el sofá lo que buscamos es descanso, no tensión. La altura del reposa brazos variará dependiendo de si el usuario quiere estar sentado o suele usar el sofá para dormir la siesta. En el último caso, el reposabrazos ha de ser de altura muy parecido a la almohada en la que se duerme en la cama.
La altura del asiento es también un elemento importante para saber si a la persona que va a utilizar el sofá le llegan los pies al suelo o es demasiado elevado. También se mide desde el suelo hasta la parte superior del cojín del sofá.
El tejido del sofá puede ser de tela, piel y ecopiel. La calidad varía en cada uno de los tejidos afectando a la durabilidad.
La elección del sofá es muy importante porque es uno de los muebles con más presencia en nuestro salón y la decoración del salón depende la mayoría de veces por este. Aunque hay que tener en cuenta que no hay que guiarse solo por el aspecto estético del sofá sino también por el confort que nos ofrece cuando lo utilizamos.
Última modificación: 15/06/2021