Concurso San Valentín 2019: Relato ganador

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FIESTA GALESA

Recuerdo aquel nefasto día de abril de 2012 en Londres. Cuando abrí la puerta del apartamento, Elizabeth me había preparado las maletas y en unas cajas de cartón, se amontonaban mis pertenencias. En el recibidor, dejó una cuartilla con unas líneas escritas:
«No debemos vernos más, William, es mejor así. Espero no encontrarte a mi regreso. Sé que alguna vez podrás perdonarme. Estaré fuera unos días. No trates de buscarme, ¡te lo suplico! Beth»
Meses atrás nos habíamos trasladado al apartamento de Elizabeth, que era pequeño, pero se encontraba en el West End, en Bridges Street, muy cerca del teatro donde representábamos Encuentros, de mi amigo Scott Lagdwin. Ella era la primera actriz y yo dirigía la obra. La vida entonces me sonreía: Tenía el amor de una mujer maravillosa y un trabajo que me apasionaba.
Desde Nueva York, enviaron una oferta para estrenar en Broadway, lo que significaba el gran espaldarazo a nuestras aspiraciones.
Sin embargo, después de que Elizabeth rompiera conmigo, fui incapaz de marchar a Estados Unidos.
Me instalé en la antigua casona, que había adquirido mucho antes en Battersea y aunque no volví a ver a Elizabeth, tuve noticias de su triunfo apoteósico en Broadway. Y a mi pesar, sentí una enorme alegría.
Scott telefoneaba con regularidad. En una ocasión me contó que Elizabeth había tenido graves problemas con su salud. Adelgazaba visiblemente y casi siempre se encontraba muy nerviosa. Aquella confidencia solo podía angustiarme aún más.

*****

Mis queridos amigos Gwiyfred y Rowdy, para darme ánimos, me invitaron a su residencia de Manorbier, en Gales y acepté.
Llegado el día preparé mi equipaje y subí a mi viejo Austin, aún con el recuerdo de Beth royéndome las entrañas.
Salía de Londres y me dirigía por la M-4, hacia Gales. Notaba que al motor del vehículo le faltaba fuerza.
– Debería haberlo llevado a revisar, – pensaba.
Faltaban apenas cincuenta millas, pero el pobre cacharro se negó a continuar.
Por suerte, me encontraba en las afueras de una población, Aberhonddu.
Me llamó la atención un cartel bien visible a la entrada de la localidad, en el que leí:
«Esta noche a las ocho en punto, «Fiesta Galesa», Cywmbrum Terrace».

 

En seguida localicé un taller en donde arreglarían el vehículo y no me fue difícil encontrar alojamiento en un «cottage».
Faltaban unos minutos para las ocho, me aseé y salí al exterior. Oía una música lejana.
A medida que me aproximaba a Cywmbrum Terrace, podía escuchar la melodía con mayor claridad, una danza antigua, bellísima.
Me acerqué más… ¡Y entonces la vi! ¡Era Elizabeth, no había duda!
Venía hacia mi, más hermosa que nunca. El negro y ensortijado cabello, ondulante sobre los hombros servía de marco a su adorable rostro nacarado. Me ofrecía su amada sonrisa, tendiéndome los brazos, atrayéndome hacia ella!
-¡Oh William, si supieras cuanto he sufrido, amor mío!
¡No podía creerlo!
-¡Te he añorado tanto, Beth!
Todo el dolor acumulado en aquel año, se desvaneció en ese mágico instante. Era como si mi amada nunca me hubiera abandonado.
Bailamos y bailamos, en un apretado abrazo que nada ni nadie hubiera podido deshacer. ¡Tenía tantas cosas que decirle! ¡Y ella a mí!
Beth me tomó de la mano y fuimos a sentarnos, sobre la hierba a la orilla del Usk.
-¿No estabas en Nueva York?, adorada – susurré
-William, he venido solo por ti. ¡Fui terriblemente injusta, amor mío! El teatro, la obra, de momento lo he interrumpido todo. ¡Tenía que verte! No hablemos más de ello, querido. ¡Disfrutemos este momento y esta noche! ¡Abrázame William y… no me juzgues! ¡Te prometo que nunca he dejado de amarte!
No sé cuantas horas transcurrieron, entre amorosas caricias, tiernos reproches y apasionado coloquio. Estaba embelesado, ebrio de amor.
Amanecía y Beth se incorporó e hizo que me levantara yo también. Me miraba con esa ternura que solo sabe hacer una enamorada, pero a los pocos instantes sorprendí una mueca de tristeza en su adorado rostro. Tomó mis manos entre las suyas y mirándome dulcemente susurró:
-Ahora he de irme, William.
-Pero ¿cómo, vida mía? ¡No puedes dejarme así!
-¡Es preciso, amor! ¡No me preguntes!
Me besó apasionadamente y antes de que saliera de mi asombro, se desprendió de mi abrazo y se precipitó corriendo hacia el espeso bosque. La seguí, tropecé, caí y no pude encontrarla. Elizabeth, había desaparecido.

Era ya de día cuando recogí el automóvil y en poco más de una hora, aún desconcertado, llegaba a Manorbier. Mis buenos amigos me abrazaron, pero percibí en ellos algo muy extraño: parecían considerablemente alterados.
-¿Ocurre algo? –pregunté, mirándoles alternativamente, al observar su extremo nerviosismo.
Entonces me fijé en sus semblantes abatidos. Gwiyfred mostraba los ojos enrojecidos como si hubiera llorado recientemente. Y Rowdy era la viva imagen de la desolación. Fue él quien se decidió a hablar.
-William, ¿Ya sabes…?
– Si, amigo mío -respondí -ayer estuve en la «Fiesta Galesa» de Aberhonddu.
¡Elizabeth ha vuelto y me quiere, acabo de verla!
-¡William, ayer no hubo ninguna fiesta en Aberhonddu!
-¡Rowdy, te lo aseguro!
-¡Basta William, es una terrible broma!
– ¡Está bien! ¿quieres explicarte ya, de una vez? ¡Habla claro!
Rowdy me dirigió entonces una mirada cargada de emoción. Y sin mediar palabra, puso ante mis ojos un ejemplar del «Western Telegraph». El diario llevaba fecha de ese mismo día.

 

En la portada había una fotografía de Elizabeth y al pie leí la siguiente noticia:

The Great White Way se tiñe de negro. Elizabeth Handsen, que arrastraba una grave enfermedad, falleció anoche en el teatro Longacre de Broadway, minutos después de finalizar la representación de «Encuentros», mientras aún se escuchaban los enfervorizados aplausos del público, que en pie le rendía su último tributo de admiración.

A continuación se incluían una serie de datos biográficos de Elizabeth, su carrera, el cáncer que acabó con su vida… ¡qué sé yo..!.
Aturdido, dejé caer el diario y cubrí los ojos con mis manos, mientras contenía, a duras penas, un triste sollozo.

 

Autor:

Jose Manuel Segura

Última modificación: 15/06/2021

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